Mantener a tu capital humano motivado, hacer sentir a tus colaboradores que son parte de la familia y creer en ellos son algunas acciones clave para mantener un equipo bien integrado y fortalecer el éxito de tu empresa.
Cuando decidí emprender mi propio negocio no sabía qué tenía que hacer ni por dónde empezar. Como emprendedora, lo que tenía claro es que lo único necesario es “dar el primer paso”, aventarse y tratar de alcanzar el sueño que hemos venido maquinando: Visualizar perfectamente qué es lo que queremos y qué es lo que no queremos en nuestra empresa.
Lo primero que pensé, después de escoger el nombre de la empresa claro, fue qué cosas de mis empleos y jefes anteriores no me gustaba. Y realmente lo tenía muy claro: sabía que en la gran mayoría de las empresas nos ven a los colaboradores como “uno más”, no es importante si estamos contentos o si nos falta algo, si nuestras familias están bien, si hay que ir al festival de Navidad del ahijado o sobrino, o si nos enfermamos de estrés o de gripa. Nadie, por lo menos en los lugares en donde he trabajado, se fija en nosotros como personas: Hay que alcanzar las metas establecidas y eso es todo.
Evidentemente cuando nos sentimos que solo somos “alguien” atrás de una computadora, siempre tenemos en la mente que en cuanto tengamos una mejor oferta de trabajo, saldremos corriendo. ¡Eso no quería para mi empresa!
Como Dios me dio a entender, empecé a contratar gente y a transmitirles con palabras (que luego se convertirían en hechos) que cada uno de ellos era importante para la empresa y que lo que más me interesaba era que compartieran conmigo cada éxito, que sintieran como propio este proyecto que emprendíamos todos juntos, que caminar detrás del “jefe” no era una opción, que debían caminar junto a su líder, la persona que no lo pensara así no cabía dentro de la empresa.
Con el tiempo DMG fue creciendo, contratando personal nuevo, caras nuevas, con un ímpetu y actitud alineados con nuestra filosofía: La Familia DMG, porque en eso nos hemos convertido con el paso del tiempo.
Para lograr esto he tomado diferentes capacitaciones y diplomados, me he tratado de rodear de asesores externos que me ayuden a seguir con esta línea para seguir dando a mis colaboradores las herramientas para que permanezcan conmigo.
Siempre surgen nuevas ideas y formas para que la gente se sienta cómoda y contenta. Se han implementado muchas actividades de convivencia con nuestras familias, programas de integración, momentos de esparcimiento para evitar que nuestras actividades diarias se hagan monótonas. Se han creado programas de incentivos con los que se reconocer a las personas que apoyan, trabajan y hacen esfuerzos especiales.
Delegar y confiar en el trabajo de mis colaboradores también ha sido una de las herramientas que más me han funcionado, creer en las capacidades de cada uno resulta ser uno de los mejores incentivos, que sin planearlo, ha funcionado en mi equipo de trabajo.
En conclusión, nadie me enseñó a ser la líder de mi empresa, lo único que trato es que la gente se sienta “apapachada”, escuchada, capaz, comprometida y feliz de pertenecer a nuestra familia DMG. Al lograr esto me doy cuenta de que las cosas se están haciendo bien y que no debo aflojar, debo seguir pendiente de mis colaboradores. La forma en que pueda mejorar como persona y empresa deberá permear a ellos, así llegaremos más fácil a la meta que me propuse el primer día que decidí hacer una empresa.
Las personas funcionamos mejor cuando nos motivan con una “zanahoria” y no nos avientan la “pantufla”. Así lo pensé desde el primer momento y es claro que funciona.
Por: Daniela Morán Guevara
Dirección General DMG
Linkedin: Daniela Morán